lunes, 16 de septiembre de 2019

Lucha

“Las luchas revolucionarias son justo lo opuesto a las luchas parlamentarias. En Alemania hemos tenido, a lo largo de cuatro decenios, sonoras ‘victorias’ parlamentarias, íbamos precisamente de victoria en victoria. Y el resultado de todo ello fue, cuando llegó el día de la gran prueba histórica, cuando llegó el 4 de agosto de 1914, una aniquiladora derrota política y moral, un naufragio inaudito, una bancarrota sin precedentes. Las revoluciones, por el contrario, no nos han aportado hasta ahora sino graves derrotas, pero esas derrotas inevitables han ido acumulando una tras otra la necesaria garantía de que alcanzaremos la victoria final en el futuro.
    ¡Pero con una condición! Es necesario indagar en qué condiciones se han producido en cada caso las derrotas. La derrota, ¿ha sobrevenido porque la energía combativa de las masas se ha estrellado contra las barreras de unas condiciones históricas inmaduras o se ha debido a la tibieza, a la indecisión, a la debilidad interna (*) que ha acabado paralizando la acción revolucionaria?”

[ (*) "interna": se refiere a la tibieza e indecisión de la dirección. ]


[R.L.: Del último escrito de la revolucionaria: “El orden reina en Berlín”, 14 de enero de 1919.]

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“La lucha por el socialismo debe ser librada por las masas, sólo por las masas, frente a frente con el capitalismo; se tiene que librar en todos los lugares de trabajo, cada proletario contra su patrón. Sólo así podrá ser una revolución socialista.
    Los insensatos se habían trazado un cuadro muy distinto del curso de los acontecimientos. Imaginaban que bastaría derribar al viejo gobierno, poner un gobierno socialista a la cabeza de los asuntos de la nación, y proclamar el socialismo por decreto. ¿Otra ilusión? El socialismo no puede ser ni será creado por decreto; no lo puede crear gobierno alguno, por socialista que sea. El socialismo lo deben crear las masas, lo debe realizar cada proletario. Allí donde estén forjadas las cadenas del capitalismo, deben ser rotas. Eso es lo único a lo que se puede llamar socialismo, y es la única manera en que éste puede implantarse.”


[R.L.: De “Nuestro programa y la situación política. Discurso ante el Congreso de fundación del Partido Comunista de Alemania", 31 de diciembre de 1918.]